El cupón de la ONCE acaba de celebrar su 70 aniversario. Tras la creación de la ONCE en 1938, el 8 de mayo de 1939 se celebró en Madrid el primer sorteo del “Cupón Pro-Ciegos”, la antigua denominación que tenía el conocido ahora como Cupón de la ONCE. Este primer sorteo se realizó en Madrid, y el número agraciado fue el 922, dado que se trataba de un cupón compuesto por sólo 3 cifras.
Anteriormente a este “Cupón Pro-Ciegos” existieron rifas en distintas ciudades de España en las que algunas personas ciegas habían creado sociedades como La Caridad (Alicante, 1903), en la que los vendedores solían realizar la venta de estos boletos acompañados por sus lazarillos -por lo que el sorteo se denominó “La Rifa de las Parejas”-, mientras que en Murcia y Almería vendían unos boletos denominados “Los Iguales”.
Su aceptación por el público las llevó a ser imitadas en otras localidades y nacen asociaciones como “La Esperanza”, también llamada “El Porvenir del Ciego”, en Alcoy; “La Lira”, compuesta por músicos ciegos de Almería; “El Porvenir”, en Valencia; “El Porvenir de los ciegos” nacida en 1933 en Madrid para vender “El Cupón Socorro de los Ciegos”; o la “Unión de Trabajadores Ciegos”, que pone a la venta “El Chiquilín”, así conocido por el uso de cupones muy pequeños.
Una de las iniciativas más robustas se produjo en Sevilla con la creación de “La Hispalense”, que contribuyó al nacimiento de la ONCE, después de convencer al entonces presidente Lerroux de la necesidad de legalizar la venta del cupón como fórmula para integrar a los ciegos en la sociedad, logrando una legalización provisional en mayo de 1935. Al mismo tiempo, en Cataluña, el “Sindicat de Cecs” pone en marcha el primer Cupón Pro-Ciegos en esta comunidad autónoma y crea una red asistencial con un taller donde trabajaban 15 ciegos, una escuela y una biblioteca.
La irrupción de la Guerra Civil, lejos de paralizar la evolución, impulsó la necesidad de unificar los esfuerzos por integrar a las personas ciegas en la sociedad –muchos de ellos heridos de guerra-, lo que llevó a que el 13 de diciembre de 1938, festividad de Santa Lucía, patrona de los ciegos, el Gobierno publicara el decreto que formaliza el nacimiento de la ONCE y la concesión para explotar una lotería, abandonando así otra opción barajada, que era la de abonar un subsidio diario a cada ciego.
Triunfó así la iniciativa de los ciegos españoles de valerse por sí mismos y aprovechar sus capacidades para poder generar riqueza al país y no ser una carga para sus conciudadanos, que se hubieran visto obligados a pagar subsidios y pensiones.
Varios sorteos locales
A partir de ese primer sorteo del 8 de mayo de 1939, la ONCE fue sumando hasta una treintena de centros y otras tantas rifas de las múltiples asociaciones de ciegos que entonces convivían y que se iban asociando bajo la nueva marca. Estos sorteos de carácter provincial, regional e incluso local se continuaron celebrando hasta el 2 de enero de 1984, cuando la ONCE reforma su cupón y apuesta por un sorteo único para toda España, con un premio mayor que ascendía a 100.000 pesetas diarias bajo el lema de “La ilusión de todos los días”.
Un poco más tarde, en 1985 nace el Super-Sorteo Fin de Semana, con un premio de dos millones de pesetas y en octubre de 1987 se reforma el cupón de los viernes y surge “El Cuponazo”, que introduce un premio especial a la serie de 100 millones de pesetas y se presenta acompañado por una rompedora campaña publicitaria basada en una larga cola de personas esperando frente a un quiosco de la ONCE.
Desde entonces, los cupones han ido evolucionando y mejorando sus premios para responder a las demandas, anhelos e ilusiones de los clientes y a la dura competencia de un mercado del juego cada vez más complejo. El sorteo de domingo pasó a denominarse Supercupón Fin de Semana, con un premio consistente en un sueldo de 6.000 euros al mes durante 25 años y otra cantidad variable en efectivo; y el “Cuponazo” aumentó su premio hasta los actuales 9 millones de euros, más 5 premios de 150.000 euros al cupón y 129 premios de 35.000 euros.
Además, la ONCE ha puesto en marcha diversos Sorteos Extraordinarios apoyados en cupones, como el de Verano, el del Día del Padre, el de San Juan y el del Día de la Madre, con gran aceptación por parte del público, similares a los que ya hacía en los años 80, entonces coincidiendo con la Navidad.
En todo caso, la filosofía de aquellos primeros ciegos que vendían cupones sigue presente en la actualidad: sobre el esfuerzo cotidiano de 21.000 vendedores de cupón, todos con discapacidad, afianzar un modelo capaz de impulsar el acceso a la educación, el empleo, el ocio o la cultura de las personas con discapacidad y, en definitiva, normalizar su integración como unos ciudadanos más.
Anteriormente a este “Cupón Pro-Ciegos” existieron rifas en distintas ciudades de España en las que algunas personas ciegas habían creado sociedades como La Caridad (Alicante, 1903), en la que los vendedores solían realizar la venta de estos boletos acompañados por sus lazarillos -por lo que el sorteo se denominó “La Rifa de las Parejas”-, mientras que en Murcia y Almería vendían unos boletos denominados “Los Iguales”.
Su aceptación por el público las llevó a ser imitadas en otras localidades y nacen asociaciones como “La Esperanza”, también llamada “El Porvenir del Ciego”, en Alcoy; “La Lira”, compuesta por músicos ciegos de Almería; “El Porvenir”, en Valencia; “El Porvenir de los ciegos” nacida en 1933 en Madrid para vender “El Cupón Socorro de los Ciegos”; o la “Unión de Trabajadores Ciegos”, que pone a la venta “El Chiquilín”, así conocido por el uso de cupones muy pequeños.
Una de las iniciativas más robustas se produjo en Sevilla con la creación de “La Hispalense”, que contribuyó al nacimiento de la ONCE, después de convencer al entonces presidente Lerroux de la necesidad de legalizar la venta del cupón como fórmula para integrar a los ciegos en la sociedad, logrando una legalización provisional en mayo de 1935. Al mismo tiempo, en Cataluña, el “Sindicat de Cecs” pone en marcha el primer Cupón Pro-Ciegos en esta comunidad autónoma y crea una red asistencial con un taller donde trabajaban 15 ciegos, una escuela y una biblioteca.
La irrupción de la Guerra Civil, lejos de paralizar la evolución, impulsó la necesidad de unificar los esfuerzos por integrar a las personas ciegas en la sociedad –muchos de ellos heridos de guerra-, lo que llevó a que el 13 de diciembre de 1938, festividad de Santa Lucía, patrona de los ciegos, el Gobierno publicara el decreto que formaliza el nacimiento de la ONCE y la concesión para explotar una lotería, abandonando así otra opción barajada, que era la de abonar un subsidio diario a cada ciego.
Triunfó así la iniciativa de los ciegos españoles de valerse por sí mismos y aprovechar sus capacidades para poder generar riqueza al país y no ser una carga para sus conciudadanos, que se hubieran visto obligados a pagar subsidios y pensiones.
Varios sorteos locales
A partir de ese primer sorteo del 8 de mayo de 1939, la ONCE fue sumando hasta una treintena de centros y otras tantas rifas de las múltiples asociaciones de ciegos que entonces convivían y que se iban asociando bajo la nueva marca. Estos sorteos de carácter provincial, regional e incluso local se continuaron celebrando hasta el 2 de enero de 1984, cuando la ONCE reforma su cupón y apuesta por un sorteo único para toda España, con un premio mayor que ascendía a 100.000 pesetas diarias bajo el lema de “La ilusión de todos los días”.
Un poco más tarde, en 1985 nace el Super-Sorteo Fin de Semana, con un premio de dos millones de pesetas y en octubre de 1987 se reforma el cupón de los viernes y surge “El Cuponazo”, que introduce un premio especial a la serie de 100 millones de pesetas y se presenta acompañado por una rompedora campaña publicitaria basada en una larga cola de personas esperando frente a un quiosco de la ONCE.
Desde entonces, los cupones han ido evolucionando y mejorando sus premios para responder a las demandas, anhelos e ilusiones de los clientes y a la dura competencia de un mercado del juego cada vez más complejo. El sorteo de domingo pasó a denominarse Supercupón Fin de Semana, con un premio consistente en un sueldo de 6.000 euros al mes durante 25 años y otra cantidad variable en efectivo; y el “Cuponazo” aumentó su premio hasta los actuales 9 millones de euros, más 5 premios de 150.000 euros al cupón y 129 premios de 35.000 euros.
Además, la ONCE ha puesto en marcha diversos Sorteos Extraordinarios apoyados en cupones, como el de Verano, el del Día del Padre, el de San Juan y el del Día de la Madre, con gran aceptación por parte del público, similares a los que ya hacía en los años 80, entonces coincidiendo con la Navidad.
En todo caso, la filosofía de aquellos primeros ciegos que vendían cupones sigue presente en la actualidad: sobre el esfuerzo cotidiano de 21.000 vendedores de cupón, todos con discapacidad, afianzar un modelo capaz de impulsar el acceso a la educación, el empleo, el ocio o la cultura de las personas con discapacidad y, en definitiva, normalizar su integración como unos ciudadanos más.
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